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El Papa Calixto III aprendió ya desde niño a invocar a la Virgen María,
siempre la tenía en sus labios. Ese amor filial hacia la madre de Dios
fue creciendo.
Ya de Papa se propuso dos objetivos preciosos: los Gozos de la Virgen y
el Angelus. Ya por estas dos devociones tan extendidas por todo el mundo
católico Calixto III merece un sitio de honor en la historia de la
Iglesia.
LOS GOZOS
En muchos pueblos se cantan los Gozos a la Virgen como patrona singular.
Son gozos confeccionados por gente sencilla que componía unas letras y
luego se les aplicaba la música. Hoy comprobamos que la música es la
misma en muchísimos pueblos, salvo alguna excepción.
Fue el Papa Borja quien lanzó la idea de los Gozos o Gaudes en honor de
la Virgen. Él hizo unos para la Iglesia universal, los compuso en latín
y los propagó por todo el mundo. La idea de los Gozos en Valencia
formaron y forman parte de la cultura local, están muy arraigados en las
devociones marianas.
Luego su sobrino Alejandro VI perfeccionó esta costumbre y la lanzó con
fuerza por todo el mundo.
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Mare de Déu
de la Seu
(Madre de Dios de la Seo
Virgen de la Seo) |
Comenzó Calixto III indicando en la catedral de Valencia que se cantaran
y luego en la Colegiata de Xàtiva, su pueblo. Y así fue. De hecho en
Xàtiva todavía se cantan todos los sábados al finalizar la Misa
Conventual. Años más tarde también se cantaban estos Gaudes o Gozos
todos los sábados por la noche en el Seminario Mayor de Valencia. Hoy,
creo que se ha perdido la costumbre de cantarlos, excepto en la Seu de
Xàtiva, donde, desde hace más de quinientos años, no deja de honrar a la
Virgen de la Seo con estos Gaudes. Han quedado los Gozos más populares
en las parroquias donde se profesa una devoción especial a la Virgen
María.
En estos Gozos o Gaudes dedicados a la Virgen se mencionaban los grandes
misterios del Señor vinculados a su Madre Santísima.
Son siete versos, en latín, y hacen referencia, el primero, a la
Anunciación del Ángel a la Virgen en Nazaret; ella concibió al aceptar
el anuncio de Gabriel.
Resalta a María llena de gracia y llena del amor de Dios. Engrandece a
la Virgen portadora del Príncipe de la paz, en ella se gesta al
Salvador. Los gozos hablan del nacimiento de Jesús en Belén, la gran
Noticia para el mundo: María da a luz, su maternidad llena de luz a toda
la Humanidad.
Le sigue un gozo que ensalza la misión de Cristo: anunciar el reino de
Dios, predicar el Evangelio, pasar por el mundo haciendo el bien y
curando las dolencias del hombre, misión que culmina en la Resurrección,
después del gran dolor de su Pasión y Muerte gloriosa en el Calvario de
Jerusalén. Y el último gozo canta al Espíritu Santo que desciende sobre
los Apóstoles reunidos con María, la Madre de Jesús el día de
Pentecostés. Ese día nace la Iglesia de Cristo. Y terminan con un grito
de alegría y esperanza: “in peregni gaudio”, alegría eterna.
El Papa Calixto amaba a la Virgen con fervor. Sentía por Ella una
devoción tierna y fuerte a la vez. Hizo un inmenso bien a todo el mundo.
Y porque estaba convencido de la necesidad de esa devoción en la vida
cristiana, se empeñó al máximo en propagarla. La devoción seria hacia la
Madre de Dios siempre hace un gran bien a todos. Yo predico muchas veces
que aquel que ama con seriedad a la Virgen nunca pierde la fe; podrá
caer y recaer, tener crisis, pero nunca perderá la fe; Ella se encarga
de velar, de cuidar y de acompañar.
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Mare de Déu
dels Desamparats
(Madre de Dios de los Desamparados
Patrona de la Comunidad Valenciana) |
EL ANGELUS
Y para explicar esta hermosa oración quiero recordar parte del sermón
que pronunció don Lisardo Castelló el 5 de agosto del año pasado en la
Colegiata, en la festividad de la Mare de Déu de la Seu, que comenzaba
con estas bellas palabras: “Permítanme que haga esta re- flexión en este
día tan especial partiendo de la sabiduría del Papa Calixto III, uno de
sus paisanos, plasmada en una de las oraciones más bonitas, evangélicas
y universales de la Iglesia: El Angelus.
El Ángel del Señor anunció a María Y concibió por obra del Espíritu
Santo.
Un espacio de oración. El ángel del Señor, el Señor son sinónimos muchas
veces en la sagrada Escritura. Dios se dispone a entrar en diálogo con
María. Un anuncio en la boca de Dios es siempre una alegría. Algo
hermoso va a suceder.
El anuncio y la respuesta que dará María la convierte en una mujer de
fe, heredera del coraje y la determinación de los mejores patriarcas
–Noé, Abrahán, Moisés–. Todos confiaron en Dios a riesgo de sus vidas y
fueron forjadores de un pueblo de fe.
He aquí la esclava del Señor Hágase en mí según su Palabra.
Dios respeta la libertad de María.
Ella hubiera podido decir que no.
María se siente esclava. Así se sentía con respecto a Dios. Abre su alma
y su corazón a lo que Dios le pide, se pone en sus manos que siempre son
manos queridas que abrazan y acarician. Y dice: Hágase en mí lo que Dios
quiera hacer en mi corazón.
Y el Verbo se hizo hombre.
Y habitó entre nosotros.
El hombre vuelve la espalda a Dios y Dios no se cansa de buscar al
hombre.
El Verbo se hizo carne: definitivamente Dios se enraíza en nuestra
naturaleza, inscribe su ley en el centro de la misma para que nunca nos
veamos abandonados por Él”.
¡Qué acierto tan grande y tan providencial tuvo el Papa Calixto III al
componer y propagar esta hermosa oración del Angelus! Se reza al
despuntar el nuevo día, al medio día y al atardecer. En el vocabulario
popular esta oración señala las horas, se dice: “a la hora del Angelus”.
Y cada vez que se reza el Angelus recordamos uno de los acontecimientos
más importante de la Historia de la salvación: la Encarnación del Hijo
de Dios.
El Papa Pablo VI llamaba al Angelus oración bíblica, sencilla, popular,
fácil de rezar y cargada de teología; no digamos Juan Pablo II, el
Grande, que invitaba a toda la Iglesia a rezar esta oración tres veces
al día. Desde Juan XXIII se ha hecho popular en la Iglesia de Roma el
rezo del Angelus rezado por el Papa en la plaza de san Pedro los
domingos y festivos.
Durante el tiempo pascual se reza el Regina Coeli Desde este sencillo
homenaje al Papa Borja Calixto renovamos la invitación de los Papas a
rezar esta hermosísima plegaria todos los días y, con ella, dar gracia
al Padre por la Encarnación de Jesucristo y por habernos regalada a la
Virgen María como Madre.
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