Descubren un documento de 1455 con la profecía de San Vicente Ferrer sobre el primer papa valenciano

El profesor Navarro halla la carta de un embajador
 en el Archivo de Milán que corrobora la leyenda

 

ARTÍCULO PUBLICADO EN EL SEMANARIO «Paraula-Iglesia en Valencia» EL 23 DE ABRIL DE 2006

 

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Miguel Navarro Sorní

Profesor de Historia de la Iglesia

Facultad de Teología 'San Vicente Ferrer' de Valencia

 

En medio del vacío de noticias que rodea los primeros años de Alfonso de Boja sorprende la pervivencia de una arraigada tradición popular, expresada en diversas narraciones, donde se refiere cómo durante la niñez o los años mozos del futuro Calixto III, éste tuvo un encuentro con el famoso predicador y taumaturgo valenciano San Vicente Ferrer, quien le predijo que alcanzaría el papado y, una vez instalado en el solio pontificio, le canonizaría. Es una anécdota que narran todos los biógrafos del santo y muchos de los del papa.


A primera vista la narración parece una leyenda hagiográfica, muy lejana de la verdad, pero, por extraño que parezca el acontecimiento, si lo analizamos con los métodos del saber histórico, constatamos que la noticia es contemporánea del mismo Calixto y que se basa en su propio testimonio, pues ya la refiere Eneas Silvio Piccolomini, que le sucedería en el pontificado como Pío II, quien, tras narrar en sus Commentarii la elección papal de Calixto, dice del primer papa Borja que "ya varios años antes, vacante entonces la sede apostólica, predijo a todos su asunción al pontificado y afirmo que él sería sin duda el futuro pontífice, aunque nadie le creyó y todos pensaban que deliraba a causa de su vejez. Pero su vaticinio fue verdadero, el cual decía que se lo había hecho san Vicente, un compatriota suyo ya difunto, al que canonizó".


La misma historia nos refiere el cronista dominico Pietro Ranzano -quien se encontraba en Roma cuando fue elegido papa Calixto III- en su opúsculo De vita et gestis Sancti Vincentii Ferrerii Confessoris, escrito antes de 1463, quien narra cómo una vez que predicaba el santo dominico en Valencia, estando presente entre la multitud el joven Alfonso de Borja, se dirigió a él y le dijo: "Te felicito, hijo, pues debes saber que serás máximo ornato de tu patria y de tu familia. Obtendrás la mayor dignidad entre los mortales, ya mí, una vez difunto, me colocarás en grandísima y altísima veneración. Mientras tanto, procura perseverar en tus estudios". Confiando en este vaticinio el anciano cardenal de Borja había revelado a sus íntimos que llegaría un día en que presidiría la Iglesia Romana, y lo mismo aseguraba a la muerte de cada papa, provocando la burla de quienes le oían, que tomaban sus palabras por ridículos delirios de senectud. Mas cuando el vaticinio se cumplió a la muerte de Nicolás V, le preguntaron inspirado por qué numen u oráculo había predicho esto desde tanto tiempo antes y con tanta constancia, a lo cual respondió el anciano pontífice narrando lo anterior y asegurando que guardó siempre en su memoria estas palabras, sin olvidarlas nunca. De modo que, una vez cumplido lo que le había predicho de él, sólo quedaba cumplir lo que quedaba de la profecía, canonizando al dominico.


La Cronaca di Anonimo Veronese, un texto contemporáneo de los hechos que narra, también refiere este asunto e insiste en que el mismo Calixto lo expuso en el consistorio, ante los cardenales: "El papa Calixto III, nacido en Valencia, siendo de joven edad y estando en una predicación de Vicente, fraile de Santo Domingo, nacido también él en Valencia, hizo amistad con san Vicente, y, según refirió el mismo Calixto en el consistorio, dijo que el tal Vicente, ya de edad avanzada, conversando con [el futuro] Calixto III y con su madre, dijo estas palabras a Calixto: Muchacho, hazte hombre de bien y vive en temor de Dios, honestamente, que en tu vida serás exaltado por la unidad cristiana, y en ese tiempo harás que mi nombre sea reverenciado y exaltado por los cristianos. [...]
 

Cardenal Afonso de Borja, futuro Calixto III.
Retablo de santa Ana o de Calixto III S.XV • Pere Reixach
Museo de la Colegiata de Xàtiva


Al fin creado papa dicho Calixto, acordándose de cuanto le había sido anunciado en su juventud por Vicente, lo canonizó el primer año de su pontificado, el día 29 de junio de 1455, el día de los santos Pedro y Pablo”.


Que Calixto narraba esto es innegable, pues son muchos quienes afirman haber escuchado esta profecía de labios del mismo papa, como San Juan de Capistrano, en la carta que dirigió a Calixto III cuando supo su elección papal, donde le recuerda que le reveló su convicición de que sería el próximo papa en Fabriano, el día de la vigilia de Todos los Santos; aunque el santo franciscano no dice nada de que esta seguridad se basara en el vaticinio de San Vicente Ferrer, pues se refiere al asunto con muchísima discreción. También Roberto Caraccioli de Licio, obispo de Aquino, se hace eco de este tema, pues, -como nos dice el P. Teixidor, que recoge la noticia-, lo predicó en su sermón de San Vicente Ferrer, comentando: "Quiso también Dios adornar a San Vicente con el espíritu profético, tal como afirmaba Calixto III, y como me contó su misma santidad, le predijo a su madre que su hijo llegaría a ser papa".


Citemos, finalmente, el testimonio algo más tardío del cronista Raffaelle Maffei, más conocido como el Volterrano, quien en sus 'Commentariorum urbanorum' afirma que Calixto III fue elegido papa "por un vaticinio de San Vincente [...] cuya amistad había cultivado en Valencia mientras vivió".

Pues bien, estos datos de crónica se ven confirmados por un documento que encontré en una visita al Archivio di Stato de Milán, donde, entre la correspondencia diplomática del duque Francesco Sforza, . hay un despacho de sus embajadores en la corte del primer papa Borja Bartolomeo Visconti, obispo de Novara, y Nicodemo da Pontremoli, fechado el sábado 22 de mayo de 1455, en la postdata del cual le decían: "Avisamos a Vuestra Señoría de una noticia de última hora: mañana nuestro señor el papa procederá a la canonización del beato Vicente, en consistorio público y de modo solemne, como se requiere en semejantes actos. Y a esto se ha inclinado más Su Santidad que los predecesores suyos porque le avisó que sería promocionado al papado y que mediante su persona en esta sede él también sería honrado".
Texto original italiano:


"Per novella avisamo vostra signoria como domane se fará per il nostro signore el papa la canonizatione del beato Vicentio, in consistorio publico et solemnemente, como se rechede in simili acti. Et a questo se hè inclinato più soa sanctitate che I'altri soi predecessori perché da luy hebe aviso che'l sarebe promosso al papato et che mediante la persona soa in questa sede ello sarebe etiam honorato".

El despacho de los embajadores milaneses no deja lugar a dudas: Calixto III guardaba memoria de la profecía que le había dirigido el dominico valenciano cuando era Alfonso de Boja y difundía su contenido, para justificar con ello la canonización de su paisano. Por lo tanto, no tenemos motivo alguno para dudar de la realidad de este vaticinio. Según los testimonios más cercanos se trató de una profecía hecha a Alfonso de Borja o a su madre, en la niñez o adolescencia de Boja durante una predicación del santo dominico.


Posteriormente esta noticia, transmitida por los biógrafos de san Vicente, comenzó a deformarse con el paso del tiempo y sufrió diversas mutaciones, sobre todo en lo referente al lugar, tiempo y modo en que se realizó, incurriendo a menudo en notables anacronismos, aunque manteniendo siempre intacto lo esencial del contenido del suceso. Para unos, como fray Vicente Justiniano Antist, fue un vaticinio dirigido a un tío de Alfonso de Borja, en Valencia, cuando éste era niño y repetido más adelante en otra ocasión al joven Alfonso. Para otros, como Flaminio, se trata de un anuncio llevado a cabo por el santo directamente a Alfonso en Valencia. Incluso hay quien afirma, como Viciana, que es al padre de Alfonso, Domingo de Borja, a quien se dirige el vaticinio, en su huerta de la Torreta de Canals. Algunos, sin embargo, como Sorió, dicen, con poco fundamento, que la profecía tuvo lugar en Lérida, cuando San Vicente predicó allí y nuestro Alfonso era estudiante de derecho. La tradición popular habla más bien de una profecía realizada por el santo dominico a la madre de Alfonso, en la Torre o en Xàtiva o en Valencia.


No voy a entrar en el estudio de estas opiniones que no hacen sino iluminar con los vivos colores de la imaginación los escuetos datos ofrecidos por los autores más cercanos a los hechos. Baste saber que hubo una intervención de tipo profético por parte de San Vicente Ferrer en la niñez o juventud de Alfonso de Boja, anunciándole su elevación a la sede de Pedro, pues el mismo papa guardaba memoria de ello y algunos afirman haberlo oído de sus mismos labios.
 

El documento del Archivio di Stato de Milán que publicamos confirma la veracidad sustancial de estas afirmaciones:
Calixto, como atestiguan los embajadores milaneses, declaraba en público que el dominico valenciano le hizo tal profecía y difundía su contenido, justificando con ello la canonización de su ilustre paisano. Cumplida la primera parte del vaticinio, es decir, su asunción al pontificado, no quedaba sino canonizar al dominico, para honrarlo y enaltecerlo, tal como había predicho. Y podemos decir que se sentía obligado a ello, pues determinó hacerlo apenas un mes y medio después de haber sido elegido papa, lo cual indica que tomó la determinación nada más acceder al solio pontificio, dejando el tiempo mínimo indispensable para los preparativos de la canonización.


Ahora bien, como es sabido, Calixto III no pudo llevar a cabo en el día previsto la canonización de su ilustre paisano, a causa de la amplitud del proceso, que hizo imposible la lectura completa de la relación del mismo. De ello informaban también los oradores milaneses ya mencionados en un despacho del lunes siguiente, 24 de mayo de 1455: "La declaración, que escribimos debía hacerse ayer de la canonización de san Vicente, no se ha hecho por haber sido demasiado larga la relación de su proceso; pero se concluirá dicha relación la semana próxima, en el primer consistorio, y se determinará el día en el que se hará dicha canonización".
Finalmente la canonización se pronunció el día 29 de junio de 1455, si bien el papa Borja no llegó a emitir la bula correspondiente, y lo haría su sucesor, el papa Pío II.
 

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